Antonio José Ramón de La Trinidad y María Guzmán Blanco (Caracas, 28 de febrero de 1829 - París, Francia, 28 de julio de 1899), fue un militar, estadista, caudillo, diplomático, abogado, político y dictador venezolano, partícipe y general durante la Guerra Federal, Vicepresidente, Ministro de distintas carteras y enviado diplomático del gobierno de Juan Crisóstomo Falcón entre (1863-1868) y finalmente Presidente de Venezuela en tres ocasiones (1870-1877, 1879-1884, y 1886-1888).
Es tradicionalmente considerado, en la historiografía venezolana, como el más notorio ejemplo del "autócrata Ilustrado" en la nación. Fue un gobernante efectivo que promovió el progreso de Venezuela en aspectos de la economía, educación y política, pero fue personalista y despótico en la práctica de su poder. Su permanencia como presidente del país durante tres períodos que suman casi 14 años se complementó con 6 años de "gobiernos títeres" con figuras como Francisco Linares Alcántara (1877-1878), José Gregorio Valera (1878), Joaquín Crespo (1884-1886) y Hermógenes López (1887-1888), todos partidarios del «guzmancismo». Estas dos décadas son conocidas en la historia de Venezuela como el «guzmanato» o «hegemonía guzmancista».
Su período como gobernante del país se caracterizó por muchos avances en la economía y por un marcado proceso de centralización política, con el gobierno central y el propio Guzmán Blanco adquiriendo más peso que los caudillos regionales que hasta el momento habían sido los principales factores de poder en el país. El punto culminante de esta política centralizadora ocurrió durante su segundo gobierno, cuando introdujo la Constitución de 1881. Esta reorganizaba territorialmente al país reduciendo la cantidad de estados, acortaba el período presidencial a 2 años y establecía a un Consejo Federal, que seleccionaba al presidente y agrupaba a las principales figuras del país en una misma entidad.
Bajo su férula la política exterior de Venezuela se tornó más asertiva y desafiante, con conflictos con Colombia y los Países Bajos por un lado, mientras que por otro se produjeron buenas relaciones con países como Francia, Alemania y Estados Unidos. Desafortunadamente para él, los desencuentros fueron famosos lo que hizo que la jerarquía de la Iglesia Católica en Venezuela confiscara (durante su primer gobierno) una buena parte de sus propiedades y a la expulsión o disolución de varias órdenes religiosas. También fue bajo su mandato que se hicieron cambios para un mejor desarrollo, como la introducción del bolívar como moneda única del país, la inauguración del ferrocarril Caracas-La Guaira (1883); la instalación de la Academia Venezolana de la Lengua (1883); y la introducción del servicio telefónico en la línea Caracas-La Guaira así como la extensión de las líneas telegráficas. Otras grandes obras de sus gobiernos fueron la construcción del Palacio Federal Legislativo en 1873 y el Teatro Municipal de Caracas en 1881.
Perteneció a la corriente denominada «Liberalismo Amarillo», la cual él mismo desencadena y consolida a lo largo de su hegemonía y que le permitió extender sus influencias políticas hasta los últimos gobiernos pertenecientes a la misma, como lo fueron los de: Joaquín Crespo (quien después lo sucedió como comandante del país), Juan Pablo Rojas Paúl, Raimundo Andueza Palacio, e Ignacio Andrade. Esta corriente política no se acabaría sino hasta la caída de este último en 1899, como consecuencia de la Revolución Liberal Restauradora.
La autocracia guzmancista
El Guzmanato, como es conocido por los historiadores, fue el período de la historia de Venezuela, que se extiende por casi veinte años, durante el cual, prevaleció la portentosa hegemonía de Antonio Guzmán Blanco.
Este período tiene por principales características, un evidente estilo de gobierno autocrático, represivo para con sus adversarios y la oposición, una adulación y alabanza excesiva hacia la figura de Guzmán Blanco, materializada a través de eventos, celebraciones, manifestaciones públicas de reconocimiento y adoración para con el Ilustre Americano, la creación de instituciones con su nombre en ellas y que creaban premios sólo para otorgárselos e incluso llegaban de otorgarle cargos y títulos honorarios. También fueron notorios los cambios de nombres que sufrieron estados, parques y demás lugares, rebautizándolos en su honor y la desmedida construcción de monumentos, estatuas y demás proyectos de infraestructura, todos ellos dirigidos hacia su persona.
No obstante, a pesar de todos los rasgos negativos presentes, es justo afirmar que el gobierno de Antonio Guzmán Blanco, fue el primer gobierno que trajo a Venezuela, el ideal del Estado Moderno, con todo lo que implica. Bajo la férula de Guzmán Blanco disminuyó notablemente la fragmentación política, se forjó un nuevo marco institucional y un flamante aparataje cívico, se comenzó a organizar la burocracia y determinarse las instancias del régimen civil, en un ensayo que busca asemejar a Venezuela, para con el modelo de los Estados europeos de la época.
Esta autocracia se divide en tres períodos de mandato personal, El Septenio (1870-1877), El Quinquenio (1879-1884) y el Bienio o Aclamación Nacional (1886-1888). Además, entre los tres mandatos, se hallan gestiones liberales por el mismo Guzmán Blanco inspiradas, cuyo objetivo original es la de cuidar el país y la silla presidencial mientras el dictador se halla ausente en el país, es decir, por definición y concepción, son gobiernos títeres, en los cuales, Guzmán Blanco siguió como la figura política predominante en él país. Son estos los gobiernos de Francisco Linares Alcántara y Joaquín Crespo, característicamente opuestos, dándose en el primero la primera reacción antiguzmancista, mientras que en el segundo el país se mantuvo fiel en líneas generales.
De esta manera, el proyecto político que se pone en marcha, se traduce en un intento de denominación, que signa la vida del país durante dos décadas, tiempo en el cual, comienza el amansamiento de una sociedad acostumbrada a la inestabilidad institucional, económica y política.
Primer Gobierno o Septenio (1870-1877)
Desde el 27 de abril de 1870, cuando derroca el gobierno provisional de Guillermo Tell Villegas, hasta el 27 de febrero de 1877, cuando se realizan elecciones presidenciales y resulta elegido su mano derecha Francisco Linares Alcántara, como parte de una estrategia para perpetuarse en el poder de forma indirecta, el Septenio, corresponde al período más longevo de los tres gobiernos que el «Gran Autócrata Civilizador» tuvo.
Tras la Revolución de Abril, con el apoyo del pueblo, las alianzas con la burguesía comercial y los caudillos, le permitieron a Guzmán Blanco, disponer de una situación óptima para materializar su visión de Venezuela. Proclamado por el Congreso como El Ilustre Americano, su posición y heroicidad, fueron elevados al mismo nivel que el «Libertador» Simón Bolívar y es colmado de honores y reconocimientos, el gran general asume la presidencia, primero provisionalmente y luego de acuerdo a la «Constitución de 1862» o la «Constitución Federal», para ejercerla por un período de cuatro años, es así como Guzmán Blanco comienza a gobernar.
Pacificación nacional
El Ilustre Americano, tenía una visión clara respecto a lo que quería, sus años en el extranjero, particularmente en Francia, donde había experimentado de primera mano la eficiencia y el progreso traído por Napoleón III, a dicho país, lo convencieron de que Venezuela necesitaba un autócrata, un líder fuerte, eficiente y poderoso, un «César» al cual seguir, y ese líder en cuestión, no era otro que él.
Decidido a permanecer el mayor tiempo posible en el poder, además de poseer el firme propósito de gobernar a plenitud, durante los tres primeros años, Guzmán Blanco se dedicó a pacificar todo el país, suprimió sublevaciones y alzamientos a lo largo del territorio nacional, labor ardua, para la cual designa a sus más fieles aliados como los Presidentes de los Estados y Comandantes de Armas de los mismos, aquellos caudillos que no son destruidos, son atraídos a su lado, ofreciéndoseles riquezas, cargos y prestigio, a cambio de su completa lealtad y de traspasar sus armas y ejércitos a Guzmán Blanco, aun así y a pesar de su éxito en su proyecto de pacificación, el propio Guzmán Blanco reconoció que dicho objetivo no era sencillo de alcanzar, con su bien conocida afirmación:
«Venezuela es como un cuero seco, si no lo pisas por un lado se levanta por el otro».
A pesar de todas las dificultades, el Ilustre Americano consiguió la tan anhelada pacificación y fue capaz de gobernar y estar en campaña militar, simultáneamente, al mantenerse en constante comunicación con sus ministros en la capital, los cuales debían rendirle cuentas semanalmente a través de sus cartas y cumplían la voluntad del gran líder. Por este medio fue que muchos proyectos del Septenio se pusieron en marcha, tales como el inicio de decenas de construcciones, como la primera etapa del Palacio Federal Legislativo, el Teatro Municipal de Caracas, la realización del Primer Censo Nacional, la creación de la Dirección Nacional de Estadística, la fundación de la Compañía de Crédito de Caracas (de la cual él mismo era el accionista mayoritario) y la promulgación del Decreto de Instrucción Pública y Obligatoria, que fue en esencia su primera acción al asumir la presidencia y con el cual reorganizó todo el sistema educativo nacional. En 1873, resulta reelecto presidente, era esta fecha el final de un gobierno de cuatro años a partir de 1869, cuando resultó elegido José Tadeo Monagas. Antes de culminar «El Septenio» Guzmán Blanco reforma la constitución nacional cambiando el período presidencial de cuatro años a dos años sin posibilidad de reelección inmediata. En 21 de septiembre de 1874, mediante decreto, creó las Colonias Bolívar e Independencia en el actual estado Miranda con la finalidad de incentivar la inmigración europea hacia Venezuela. Los primeros en asentarse en la colonia Bolívar fueron quince familias francesas, entre otros. No todos permanecieron mucho tiempo en el lugar y posteriormente llegaron unos 200 inmigrantes italianos.
Conflicto con la Iglesia
Tras los sucesos ocurridos en la Revolución de Abril y la toma del poder por parte de Antonio Guzmán Blanco, el país y sus instituciones se arrodillan, literalmente ante él, excepto la Iglesia católica, la más poderosa de todas ellas y la cual ejercía una inmensa influencia sobre el país, desde la era colonial. El entonces Arzobispo de Caracas, Monseñor Guevara y Lira, se negó a realizar actos eclesiásticos en honor al mandatario, lo cual disgusta sobremanera a Guzmán Blanco. Las fricciones entre el Arzobispo y el gobierno de Guzmán Blanco, continuaron y a ellas se sumó el Arzobispo de Mérida. Guzmán demandó a la Santa Sede la sustitución de Guevara y Lira, por un clérigo más dócil y obediente, pero esta se negó.
Ante esta actitud, Guzmán Blanco decidió cerrar seminarios, claustros y templos y transferir las cátedras religiosas a las Universidades Laicas. Como mecanismo de presión para doblegar la jerarquía católica a las intenciones del Estado, la despojó de su influencia y de la gran mayoría de sus bienes, pero lo único que consiguió fue la salida de Monseñor Guevara y Lira al extranjero, quien se negó a renunciar a su cargo de Arzobispo de Caracas, a pesar de estar fuera del país.
Entonces, Guzmán Blanco, estableció el Registro Civil, dejando sin efecto el registro parroquial, aún vigente en otros países para la época, el cual imponía el bautismo obligatorio en el culto católico para registrar los nacimientos y el 1 de enero de 1873 el mandatario establece el matrimonio civil. No faltó la oposición de una parte del clero, ante esta última medida, porque el matrimonio civil debía realizarse ante el Presidente del Concejo, antes del matrimonio eclesiástico. La publicación de la Ley se hizo el 8 de enero, y diez días más tarde entró en vigencia. El 16 de enero hicieron uso de la nueva disposición las primeras parejas conformadas por Manuel María Martínez y Carmen Paz Castillo; José Ignacio Cardozo y Carmen Núñez de Cáceres y el General Aníbal Marott y Ramona España. De esta tercera unión fueron testigos el mandatario y el General Víctor Rodríguez. El propio Presidente legalizó civilmente su matrimonio con su esposa Ana Teresa Ibarra el 14 de febrero de ese año, aunque se casó por la Iglesia católica el 13 de junio de 1867. También Guzmán Blanco fue quien introdujo el concepto del divorcio, algo mal visto por la jerarquía eclesiástica, pues presentaba la posibilidad de disolver la unión matrimonial, considerada como sagrada por la Iglesia católica.
A pesar, de todo este avance en contra de la jerarquía eclesiástica, esta se mantuvo firme en su oposición al gobierno de Antonio Guzmán Blanco, quien disgustado por la situación, optó por planificar la separación de la Iglesia católica venezolana de la Santa Sede y constituirla en independiente. Ante esta estrategia, el papa Pio IX, a fin de evitar dicha acción, destituyó a Monseñor Guevara y Lira y nombró un nuevo Arzobispo de Caracas, escogido a antojo de Guzmán Blanco.
Una vez solventada la situación, el mandatario regresó parte de las propiedades confiscadas y permitió el restablecimiento eclesiástico, además hizo construir varias edificaciones religiosas como la Basílica de Santa Teresa y la Basílica Menor Santa Capilla, pero la realidad era que más nunca la jerarquía eclesiástica volvería a tener tanta injerencia sobre el país y el estado, como en el pasado.
(1877-1879)
Presidencia de Francisco Linares Alcántara
Quien sucede a Guzmán Blanco en el poder es su antiguo aliado, Francisco Linares Alcántara, un militar, hijo de hacendados, que luchó con él en la Guerra Federal como su subordinado y que luego, durante el período de Falcón, demostró su lealtad en numerosas ocasiones, motivo por el cual Guzmán apadrina políticamente a Linares Alcántara y este resulta elegido presidente. Recibió el mando de manos de Guzmán y luego este último partió a París.
Una de las primeras cosas que hace Linares Alcántara, es restaurar la libertad de prensa, lo cual dio pie a que comenzaran a surgir críticas contra la persona de Guzmán Blanco, el Autócrata omnisciente, el Divino Ausente, convirtiéndose en blanco de fuertes insultos y degradantes acusaciones.
Esto le enerva la sangre al mismo Guzmán Blanco, quien era informado asiduamente por sus seguidores y aliados, consciente de todo lo que acaecía, le escribió a Linares Alcántara sobre la imperiosa necesidad de poner fin a tal pandemonio, pero este nunca le dio importancia al asunto.
No obstante, pronto se dieron acercamientos entre los opositores de Guzmán Blanco y Linares Alcántara, los cuales dieron como resultado el inicio de un intento de distanciamiento entre Alcántara y Guzmán, respaldado por los estudiantes universitarios, quienes clamaban por la desaparición del caudillo de la vida política del país, mediante asiduos escritos en la prensa y manifestaciones públicas, logrando dañar varias estatuas de Guzmán Blanco, durante las mismas.
Alcántara, buscó materializar el distanciamiento, pero no fue capaz de hacerlo, pues por más que estudiantes y grupos políticos lo respaldasen, dicho alejamiento resultaba imposible en un país donde todavía, los círculos del poder, le pertenecían a Guzmán. Los sectores burgueses, financieros y empresariales, veían con preocupación como las acciones de Alcántara perjudicaban sus interés, mientras que los militares fieles a Guzmán, entre ellos Joaquín Crespo, consideraban insultante, semejante traición al gran civilizador y muchos políticos, leales a Guzmán, se mantenían firmes ante la situación, esperando el regreso de su líder, pues era claro que Venezuela no podía permanecer en orden, sin Guzmán al frente de ella.
Todo esto ocasiona un clima de tensión constante, que permanece hasta que repentinamente, Francisco Linares Alcántara, muere en 1878, dejando la presidencia en manos de José Gregorio Valera.
Presidencia de José Gregorio Valera
La muerte de Francisco Linares Alcántara, ocasiona que muchos de los líderes antiguzmancistas, comiencen a temer, pues proyectaron, que este había sido envenenado por los seguidores de Guzmán, aunque sin fundamento alguno, pues el diagnóstico médico determinaba que la razón de su muerte había sido una afección bronquial, durante un viaje a la Guaira, que lo forzó a guardar reposo, tras lo cual fallece, al cabo de nueve días. Tras la muerte de Linares Alcántara, el presidente de la Alta Corte Federal, Jacinto Gutiérrez, asume la presidencia y posteriormente en diciembre de 1878, la Asambea Constituyente designa como primer designado presidencial a José Gregorio Valera, ocupando la primera magistratura de forma provisional hasta las elecciones venideras en 1879.
Una vez en el cargo, Valera se centró en continuar el distanciamiento con Guzmán, al acercarse aún más a los opositores de Guzmán Blanco, para así fortificar aún más su posición, igualmente permitió que los estudiantes continuaran manifestando y oponiéndose públicamente al Divino Ausente, pero lo cierto es que no solo sería incapaz de siquiera debilitar el predominio guzmancista, sino que sería testigo del regreso de Guzmán Blanco al país.
Revolución Reivindicadora
La negativa de múltiples sectores y círculos a aceptar una Venezuela sin Guzmán, trajo como consecuencia el estallido de la Revolución Reivindicadora, la cual fue ejecutada por José Gregorio Cedeño (segundo designado presidencial), presidente del estado de Carabobo y fiel seguidor de Guzmán Blanco, de quien había recibido antes de partir, todos los recursos para armar un ejército y retomar el país, en caso de ser necesario y claramente el momento lo ameritaba.
Así, respaldado por los aliados, seguidores y por los círculos burgueses que querían el regreso de Guzmán Blanco, Cedeño, se enfrenta a Gutiérrez y Valera, lo derrota, entrando a Caracas el 13 de febrero de 1879, y lo fuerza a dimitir. Guzmán asume nuevamente el mando el 25 de febrero del mismo año, tras su regreso al país.
Segundo Gobierno (1879-1884) o El Quinquenio
Guzmán Blanco asume su segundo período presidencial en medio de una dificultosa situación. Los altos círculos financieros, empresariales, terratenientes y la clase media y alta venezolana, cada vez más creciente, anhelan su retorno, deseosos de recuperar la muy beneficiosa situación económica y de estabilidad interna que Guzmán mantuvo durante el Septenio, enturbiada gracias a la incapacidad de Alcántara y José Gregorio Valera para liderar al país. Al morir inesperadamente Francisco Linares Alcántara Guzmán decide regresar al país, tras el aplastante éxito de la Revolución Reivindicadora que restaura el culto a su persona, presentándose en las elecciones de diciembre de 1878 y resultando electo por gran mayoría en el congreso.
Asume el poder en 1879 para gobernar hasta 1881, pero en 1880 reforma otra vez la constitución aprobando la reelección inmediata del presidente y fue reelegido para gobernar hasta 1882. En 1880 el prócer cubano José Martí decide solicitar asilo político en Venezuela, a donde llega el 20 de enero de 1881. En Caracas fundó la Revista Venezolana, de la que pudo editar solo dos números. En el segundo número, Martí escribe un notable ensayo sobre el destacado intelectual Cecilio Acosta: esto disgusta al presidente Guzmán Blanco que le acusa de inmiscuirse en la política nacional, motivo suficiente para ser expulsado a Nueva York.
En las elecciones de 1882 Guzmán resulta fácilmente reelecto presidente para gobernar hasta 1884.
Durante el Quinquenio, Guzmán labora para restaurar la situación económica, devastada por la caída de los precios de muchos productos agrícolas, eje principal de la economía venezolana, en los mercados internacionales. Consciente de la situación, Guzmán aborda el problema desde otro flanco, acelerando los procesos de construcción de todas sus líneas férreas y desplegándolas sobre gran parte del territorio nacional, con lo cual consigue que el transporte de los productos se torne más rápido y eficiente, dando como resultado que el envío de las cosechas agrícolas, sea mayor, al desaparecer las irregularidades que antes impedían el comercio por tierra y asegurarse un flujo continuo de las mismas, dando como resultado que el país mantenga una exportación constante de productos, por lo cual, a pesar del descenso de los precios, Venezuela recupera la estabilidad.
El día 18 de agosto de 1883 Guzmán Blanco crea por decreto el Territorio Federal Armisticio expropiando partes del entonces llamado Estado Los Andes, sección Táchira (actualmente Estado Táchira); Sur de Occidente, sección Zamora (hoy en día el Estado Barinas) y del Estado Bolívar, sección Apure (que conforma el actual Estado Apure). Estas expropiaciones se debieron al contrato que celebró el gobierno de entonces con el General colombiano Leonardo Canal González para colonizar y explotar los bosques y minas de dicha entidad territorial, así como plantar quina y viñedos. Este territorio quedó disuelto por decreto del poder ejecutivo de fecha 19 de mayo de 1890, haciéndose efectivo el 17 de junio de ese año.
Aparte de la culminación de vías férreas, continúa con otros planes y acciones, como la oficialización del Canto Patriótico, Gloria al Bravo Pueblo, como Himno Nacional de Venezuela. También durante este gobierno se inauguró la primera reconstrucción del Teatro Baralt de Maracaibo, también se inauguró el Teatro Municipal de Caracas, se introduce el teléfono en Venezuela, se transfiere el Sistema de Telégrafos a manos del Estado, continúa su política de construcciones e introduce el Bolívar, en sustitución de la anterior moneda, el Venezolano. En 1883 inaugura la Exposición Nacional de Venezuela para conmemorar el centenario de Simón Bolívar.
Al culminar el gobierno sugiere al congreso a elegir a su nueva mano derecha, Joaquín Crespo, presidente. Este resulta elegido para un bienio.
Tercer gobierno (1886-1888) o Bienio
En su tercer y último gobierno ganó la presidencia en las elecciones de 1885 para gobernar un bienio de 1886 hasta 1888, de manos del Consejo Federal, que lo eligió tras el regreso de Europa del Ilustre Americano, el cual se debía a que un grupo de estudiantes, intelectuales y personalidades políticas, militares y empresariales organizaron una «Aclamación Nacional», con la cual le rogaron por su regreso.
Este período no fue igual a los dos anteriores, ya que debió enfrentar una nueva generación de intelectuales y de jóvenes estudiantes, quienes organizaron una fuerte oposición a su gobierno, la cual Guzmán Blanco hubiese reprimido fuertemente sino fuese por su delicado estado de salud, el cual finalmente lo lleva a renunciar, retirándose antes de concluir su mandato.
Durante este bienio, Venezuela rompió relaciones con Inglaterra debido a la invasión del Territorio Esequibo por ciudadanos de la Guayana Británica. Sin terminar su período, Guzmán Blanco se va a Europa dejando el poder provisionalmente en manos del General Hermógenes López.
Obra de Gobierno
Política interior
Desde el inicio, Guzmán Blanco tuvo como principal objetivo lograr la estabilización del territorio nacional y el afianzamiento de su régimen, para lo cual sería necesario erradicar a la inmensa cantidad de caudillos existentes en el país, así el Ilustre Americano, atrae a su lado a aquellos que deseen deponer las armas y serle fieles y aniquila mediante la fuerza militar a los demás, logrando así purificar al país de los líderes rebeldes, que habían convulsionado el territorio nacional desde la separación de Venezuela de la Gran Colombia. Además, con el fin de asegurar un mayor control sobre el territorio nacional, lleva a cabo de construcción de múltiples carreteras y vías férreas, instalando así el tren a vapor por primera vez en el país.
Una vez que este arduo proceso de pacificación concluye, toman relevancia otros sucesos como el conflicto con la iglesia, que deriva en el cierre de claustros, seminarios e iglesias, así como en una fuerte represión en el ámbito, el cual posteriormente se verá solventado.
Luego están la férreas políticas represivas, en lo que a rebeldía concierne, pues Guzmán Blanco fue más que eficiente en liquidar cualquier tipo de alzamiento posterior que pudiese significar un retorno a la vieja era, previa a su proceso de pacificación.
En lo que respecta a Educación, destaca por supuesto el Decreto de Instrucción Pública y Obligatoria, con el cual se reorganiza la educación a nivel nacional. También es de vital importancia su política de construcciones. En su afán por modernizar al país, múltiples edificaciones y obras toman forma, tales como el Palacio Federal Legislativo, el Teatro Municipal de Caracas, el Teatro Baralt en Maracaibo, las líneas de Ferrocarril, la remodelación de la Plaza Bolívar, el Panteón Nacional, la Basílica de Santa Teresa, el Parque el Calvario, entre otros.
Igualmente, a nivel institucional, se crea la Dirección Nacional de Estadística, con la cual se realiza el primer censo nacional, se crea el Instituto de Bellas Artes, se lleva a cabo la introducción del teléfono en Venezuela, también se transfiere a manos del estado el Sistema de Telégrafos, se construyen numerosos acueductos, hospitales, se crean sistemas de cañerías, se remodela el Palacio de las Academias y se introduce la luz eléctrica, entre muchas otras cosas.
Política exterior
En este ámbito, Guzmán Blanco ideó toda una nueva visión acerca de como se debían manejar las políticas internacionales y las relaciones con países extranjeros. Tradicionalmente, Venezuela había sido un país «débil» en la escena internacional, sin injerencia, peso o poderío alguno a la hora de tomar acciones, dejándose de lado sus intereses. Hasta entonces, el mayor mérito que sobre los hombros de su diplomacia descansaba era el reconocimiento de la independencia por una España visiblemente debilitada.
Antonio Guzmán Blanco, vino a cambiar eso radicalmente al potenciar las acciones internacionales de Venezuela, y aplicar con fiereza una política de exigencia y «mano de hierro», en lugar de una dócil y maleable. En vez de rogar, se demandaría, en lugar de aliarse con otros países para tener relevancia, se buscaría impulsar a Venezuela como un país de peso dentro del marco internacional, al demandar el mayor de los respetos y exigir un trato igualitario ante toda nación.
Como parte de este propósito, llevó al país a confrontar a naciones como el Reino Unido, España, Holanda y a Estados Unidos, a las cuales para hacer entrar en cauce, les cerró embajadas, consulados y establecimientos diplomáticos, e incluso llegó a conflictos severos tales como el caso de su enfrentamiento con Holanda, al cual poco le faltó para terminar en guerra.
En el caso de la expedición para liberar a Cuba de la dominación española, Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria Cubana, expresó en Los Charcos, julio de 1871:
Ha llegado a Cuba, felizmente, la expedición venezolana, sin pérdida del menor objeto de los que fueron consignados. En ninguna circunstancia mejor que en la presente podía habernos auxiliado con esta remesa de armas y municiones.
Igualmente es bien conocida su constante insistencia acerca de la resolución del problemas limítrofes con la Guayana Británica y Trinidad y también con respecto a los territorios de la frontera colombiana. En este respecto, su principal objetivo inmediato era la solución de límites con Colombia específicamente en la Guajira, Páramo del Tama y la Hoya del Orinoco y del río Negro, pero el gobierno colombiano decidió no reconocer el gobierno de Guzmán Blanco hasta 1872, año entonces en el que comenzaron las gestiones con muchas dificultades debido a las posturas presentadas por ambas administraciones.
Además, estrechó excelentes relaciones con países como Francia, Perú, Argentina, México, múltiples países latinoamericanos, entre otros, los cuales usó para fortificar su posición internacional y agrupar un fuerte grupo de apoyo que pudiese usar como presión para solventar el problema por la soberanía del territorio Esequibo con el Reino Unido. Además, una vez que Estados Unidos aceptó la nueva doctrina venezolana en política exterior, sus relaciones fueron reanudadas y en lo progresivo se sostuvieron sin problema alguno. En Mensaje al Congreso de Venezuela, Guzmán Blanco denuncia la agresión chilena en la Guerra del Pacífico expresando que "el pueblo peruano ha luchado y lucha todavía heroicamente, con honra para el patriotismo de Sudamérica".
Política económica
Sus proyectos económicos durante el gobierno del Septenio, se realizaban con vistas a lograr la modernización del país, algo que logra gracias a su brillantez en la administración, la cual le permite invertir en el Estado venezolano acertadamente y manejar de forma eficiente los ingresos nacionales, trayendo así una época de inmensa prosperidad para el país.
A dicho bienestar económico contribuyen en inmensa medida sus muchas y acertadas acciones, como la introducción del ferrocarril, lo que facilita la movilización de productos a nivel nacional y por ende el comercio, la creación de la Compañía de Crédito de Caracas (de la cual él mismo es accionista mayoritario), con la cual cimienta las bases del sistema bancario y financiero nacional y reorganiza todo el sistema de impuestos y el fisco nacional.
Igualmente el incentivo al sector privado, algo debido en gran medida a su bien conocida alianza con la burguesía comercial y financiera de Venezuela, es tremendo, centrándose en beneficiar y proteger los intereses de este sector, lo cual deriva en rentas e ingresos por impuestos y aduanas cada vez más altos, engrosando así aún más el presupuesto nacional.
Otro de los grandes méritos de Guzmán Blanco, sería desde luego, la creación de la Casa de la Moneda 19 y la creación e introducción de una moneda nacional propia, que primero será el Venezolano y luego pasará a ser el Bolívar, logrando así la unificación del sistema económico nacional, algo que no se veía en Venezuela desde la época colonial.
Igualmente, durante su gobierno, Venezuela centró su atención en aumentar la producción de elementos agrícolas, al aprovechar el auge de los precios en dicho sector. Fue este otro aspecto que fue clave en la era de prosperidad y bienestar que se vivió durante su gobierno. Por supuesto, combinado con las industrias emergentes, el surgimiento del sistema financiero nacional, la fortificación del comercio y la era de paz que en general logró establecer, sentaron las condiciones para un rápido enriquecimiento en el país.
Política inmigratoria
Entre 1856 Y 1874 la situación migratoria (después de la creación de la Colonia Tovar promovida por Agustín Codazzi) había sufrido un estancamiento, pero con la llegada de Guzmán Blanco al poder se marcó un hito de gran importancia para la inmigración. La situación en que se encontraba el país cuando inició su período presidencial, se caracterizó por la baja producción agrícola, deficiencia en las vías de comunicación y ausencia de brazos trabajadores. Por estos motivos Guzmán Blanco quiso traer inmigrantes europeos y fundar colonias agrícolas.
La idea de colonias se vio materializada inicialmente en la fundación de la Colonia Bolívar ubicada en el Estado Miranda a unos 50 km al este de Caracas. En 1874 comenzaron los preparativos con la compra de los terrenos y se otorgó presupuesto para su acondicionamiento. A finales de ese año ya se encontraban ubicados los primeros colonos de origen francés, seguidos tres años después por 64 familias procedentes de Italia.
A finales de 1874 se fundó una nueva colonia, la Guzmán Blanco, ubicada en tierras baldías cerca de Ocumare del Tuy, y llegaron inmigrantes franceses, canarios e italianos en su mayoría. Al igual que en la Colonia Bolívar-Araira se fomentó el cultivo del café.
Pero las colonias europeas experimentaron muchos problemas. En 1888 se le cambió el nombre a la colonia Guzmán Blanco por el de "Independencia", pero ya en ese momento estaba en franca decadencia debido a la falta de vías de comunicación, la mala administración y la baja en los precios del café.
En la colonia Bolívar-Araira gran parte de su población francesa no se dedicó a la agricultura sino a actividades fuera de ella y comenzaron a surgir pleitos entre algunos colonos y el gobierno por la propiedad de la tierra, lo que trajo como consecuencia que para 1900 la colonia fue anulada: fue creado el "municipio Araira", que logró sobrevivir en las décadas siguientes gracias al cultivo de las mandarinas hecho por algunos descendientes de los colonos italianos.
Viajes al extranjero e influencia europea
Guzmán Blanco vivió muchos años en París y otras ciudades europeas y percibió muchos de los cambios que se produjeron durante el siglo XIX.
Por eso, cuando finalmente llega al poder implementa una serie de medidas tendientes a modernizar el país, y especialmente Caracas, que según los historiadores se empeñó en darle cualidades parisinas.
Obras públicas durante su gobierno
De su gobierno resaltan la creación de la moneda moderna (el bolívar), la instauración del himno nacional, el segundo censo nacional, la creación de la Gaceta Oficial, el Antiguo ferrocarril entre Caracas y La Guaira, la fundación de la Academia Venezolana de la Lengua, el servicio telefónico entre Caracas y La Guaira, fomento a la agricultura y a la educación (Decreto de Instrucción Pública y Obligatoria de 1870), estímulo al comercio, e importantes obras públicas entre ellos el Panteón Nacional, el Palacio Federal Legislativo, Teatro Municipal, el Parque El Calvario, el Templo Masónico de Caracas, la [[Basílica de Santa Teresa (Caracas)|Basílica de 8], la estatua ecuestre del Libertador en la Plaza Bolívar, la Plaza El Venezolano así como las fachadas del Palacio de las Academias y el Palacio de la Exhibición, Palacio Arzobispal de Caracas y la Iglesia de San Francisco entre otras edificaciones y obras civiles.
Por otro lado, Guzmán Blanco es acusado de ser un caudillo y hacer política de una forma muy personal. A finales del siglo XIX dotó a Caracas de cloacas y alcantarillas aunque, mal aconsejado, ordenó que se utilizara el río Guaire como la vía principal de desagüe de las aguas residuales de la ciudad.
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